Mis pequeñines

viernes, 13 de julio de 2012

Sonrisas fuertes.

¿De verdad tengo que sonreír? ¿En serio lo necesita tanto el mundo? 
Pues una vez más me pinto una bonita sonrisa, le sonrío al mundo, y sigo hacia delante, hacia un camino sin dirección, que se ve el principio, pero no el final. Que puede que coja el correcto o puede que elija mal. Quizás ese camino me lleve a equivocarme, he sufrido, he sido fuerte, he llorado y he vuelto a sonreír. He caído, me he levantado y me ha costado mucho más seguir. He necesitado que me sacaran las sonrisas y me han durado a penas unas horas. He decidido ocultar mi tristeza con la locura e incluso me he dejado llevar por las caras largas. Cuando entonces vuelvo a estar bien, que vuelvo a sonreír y ser feliz, que lo veo y me siento superior al poder ser feliz a pesar de que no esté. Entonces, algo hace que vuelva a caer, que vuelva a llorar y entonces, me doy cuenta de que estoy harto de ser fuerte, de resistir las ganas de llorar por no aparentar ser una persona débil. Que ya está bien, que cuando necesite llorar lo haré, que cuando quiera sonreír, lo haré sin tener razones. ¿Y cuando quiera ser feliz? Pues cojo aire, me olvido de todas mis preocupaciones, y con una preciosa sonrisa, sigo adelante.





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