Mis pequeñines

domingo, 25 de noviembre de 2012

Protagonista.


Sí, tú, el que ha buscado un hueco para refugiarse en unas simples palabras, decirte que nunca abandones. A pesar de todo lo que te han dicho, de lo que te hayan dicho; lo que hayas pensado o te hayan hecho pensar, nunca debes renunciar a tus sueños, y menos el de ser feliz. ¿Por qué? Porque no merece la pena hundirse, ni estar de capa caída, ni odiase a sí mismo, ni siquiera desaparecer. No, NUNCA renuncies a tu vida. ¿Oíste? Te repito, NUNCA. No des esa satisfacción a tus enemigos ni el disgusto a los tuyos.

No te voy a mentir, quizás no seas de sangre real, incluso no quieras ser la princesa o el príncipe de alguien, pero, ¿sabes qué? Que igualmente, mereces la pena. ¿Por qué? Porque casi todos lo merecemos seamos ricos o pobres, jóvenes o entrados en años, altos o bajos, blancos o negros. Por tanto, al merecer la pena, no te rindas, aunque cueste, no lo hagas. Lucha, rodéate de los tuyos y que te duren, pero si alguno tiene que irse, despídete con un Hasta luego, nunca con un adiós; mantén lejos a tus enemigos, cerca a los tuyos y, lo más importante, intenta buscar tu propia felicidad.

¿Por qué? Porque TÚ y solamente TÚ eres el dueño de tu increíble y única vida, y nadie debe ponerte trabas en tu camino.

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