Mis pequeñines

sábado, 8 de diciembre de 2012

Acuérdate.

Acuérdate de todas esas noches en mi casa, en mi cama, mientras hacíamos el tonto o el amor; de cuando te maquillabas en el baño mientras me quedaba embobado o cuando nos bañábamos juntos en la bañera mientras fingías tener una gran barba de espuma y me teñías las cejas de gel. Acuérdate de todas las mañanas que te despertaba con un Buenos días, mi angelito del cielo; de esos paseos en Gran Vía y, esa ocasión que viste por primera vez nevar en el centro de Madrid, conmigo. Acuérdate ese fin de semana que te secuestré después de que salieras del instituto y llevarte a la costa, a nuestro faro azul; ese día del finde que lo hicimos por primera vez y lo avergonzada que estabas; los coloretes y los ojos brillantes que se te ponen después de hacerlo. Acuérdate de esas noches que estabas enferma y te cuidaba hasta que te quedabas dormida en la cama a causa de la fiebre; de nuestras pelis donde te quedabas tan tranquila encima de mi pecho, notando los latidos de tu corazón. Acuérdate de todas las mañanas que nos ayudábamos mutuamente a vestirnos para, a los cinco minutos, desvestirnos de las ganas que nos tenemos; de las tortitas con sirope que me preparas cada cumpleaños o esa mañana, un San Valentín, que te levantaste rodeada de pétalos y rosas, conmigo enfrente con un ramo de rosas blancas y rojas y una caja con bombones, de tus favoritos, con forma de letras que ponían TEAMO. Acuérdate de esas tardes jugando al ajedrez o al póquer, cuando te picabas y te contentaba con un largo beso para seguir jugando; tomándonos un chocolate en la churrería y al beber, veíamos nuestros bigotes marrones y nos echábamos a reír; o, simplemente, paseando al perro por el parque. Acuérdate de todo lo que hemos pasado juntos, de lo que hemos sentido juntos. ¿He dicho algo que se refiera un o un YO? Creo que, constantemente, he hablado de un Nosotros. Porque tú no eres sólo una pieza de mi vida, eres toda ella; eres un error en mi camino, pero el mejor error que he podido cometer.
Daría lo que ningún otro pueda darte, pero, si algún día decides marcharte de mi lado, no te detendré. Te amo demasiado para ser tan egoísta, porque prefiero tu felicidad antes que la mía.
Sólo con verte sonreír y que seas feliz, esa es mi Felicidad.


3 comentarios:

  1. menos mal que me lo has dicho tú, que si no no me paso por aqui ni para atrás
    Creo que ahora entiendo el nombre de "dulce felicidad"

    ResponderEliminar
  2. ajajja me encanta! se nota que has empezado fuerte... muy muy bonita, creo que en algun momento nuestra felicidad se termina convirtiendo en la de la otra persona pase lo que pase

    ResponderEliminar
  3. Muy bonito, la verdad es que me ha gustado la forma de expresarte y lo que cuentas al hacerlo =)
    Un besito!

    ResponderEliminar